martes, 27 de julio de 2010

27 de julio del 2010

Hace mil años que no escribo nada aquí y me atribula, me atribula no haber escrito nada, digo. Pero las causas son dos. La primera, que las vacaciones están por terminarse y las teseis (que sería el plural griego de "tesis") respectivas no avanzan con la prisa que deberían. Y la segunda, que me autoimpuse un "estándar" de calidad la verdad inapropiado para un blog, y tal superego me tiene estibada como borrador una entrada sobre el nombre "Canopo" y otra sobre los preparativos del alumbramiento. Sin embargo, dado que sabemos que es mejor lo que existe que lo que no existe, váyanse las preocupaciones y bájese el estándar, que yo realmente quiero contarles lo que nos pasa a Paula y a mí en esta época magnífica.

Y hoy hay algo nuevo. Realmente. En efecto, Paula amaneció hoy con una barriga inverosímil. Una barriga gigante. Una que no tiene vuelta de hoja. Una barriga de embarazada. Embarazadota. Vaya, entonces, el material probatorio:



jueves, 8 de julio de 2010

Doce semanas in utero

Ayer llegamos a las doce semanas que, para evitarles los cálculos, son tres meses, que es lo equivalente a un tercio de todo el tiempo del embarazo. Esta es una buena noticia, porque se supone que estos primeros meses son los más riesgosos y ya están superados. Además, con estas semanas, por fin he dejado de sentir náuseas perpetuas y ya no tengo la necesidad de dormir 24 horas al día, solo como 16, aunque sí orino cada cinco minutos.
Leí que adentro de la panza don Canopo o doña Helena ya es muy grande, mide seis centímetros, y ya tiene todos los órganos formados. Tiene huesos y un montón de tipos distintos de células. Para que se hagan una idea, ya tiene hasta dedos. Increíble que siendo tan chiquito tenga además partes tan chiquitas. Pese a sus seis centímetros de altura, por fuera no veo grandes cambios, pues todavía puedo usar varios de mis pantalones normales, pero ya me aprietan.

lunes, 5 de julio de 2010

Todo fueron buenas noticias esta semana

Estuvimos en el ginecólogo y en el neumólogo y los dos no parecieron tener mucho que hacer, pues estamos sanos como manzanos. El gineco me bajó de embarazo de alto riesgo, con el que me habían etiquetado, a de bajo riesgo y además nos regaló un libro sobre las distintas etapas de desarrollo del bebé: desde el embarazo, pasando por la infancia hasta casi la adultez. La próxima cita con el neumo será en tres meses. Eso sí, no podían faltar los exámenes. El neumo mandó una espirometría y de ginecología, un examen que mide los anticuerpos que puedo tener contra la sangre del bebé, ya que resulto tener sangre de Rh negativo. Les contaremos próximamente cómo salen.